Me tocó una sala de dilatación con mucho calor y eso, más los sudores por el trabajo de parto, se hacía un poco agobiante. Por suerte me tocó un grupo médico excelente, dos enfermeras me trajeron un ventilador y empaparon una toalla para refrescarme todo el cuerpo mientras el futuro superpapá fue a por
Cada poco venían a preguntarme qué tal estaba . Tenía un miedo horrible a ser la típica chillona y que pasaran de mi por exagerada, pero por suerte no fue así. Supe mantener un control mental para no darlo todo en estas contracciones y llegar hiperventilada a la hora de expulsar.
Tras 10 h de introducir Propex, ya podían ponerme la epidural. La necesitaba, las contracciones ya eran muy rápidas, una tras otra sin tiempo a reponerme. Y de repente me dicen que no me la pueden poner porque no aparece el consentimiento en mi historial. Casi los mato, pero cada vez que intentaba articular palabra, venía una contracción que me lo impedía . El futuro superpapá fue a mi habitación a por la carpeta de mis documentos, y cuando por fin llega sin él, milagrosamente aparece.
Me llevan a quirófano, para poner la epidural tenía que estar muy quieta, pero las arcadas me lo impedían. Por fin hubo un momento en el que el anestesista pudo hacer su trabajo. Volví para la cama y me trasladaron a otra sala de dilatación mucho más ventilada . Estaba estupenda, no notaba dolor,
El anestesista me informó de lo que sentiría a partir de ahora y de la importancia de la movilidad de los dedos de los pies. La matrona nos sugirió que descansáramos, ya que sería un proceso largo.
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