viernes, 12 de diciembre de 2014

MI primer Test Basal

A las 37 + 5 semanas de gestación he tenido mi primer test basal. Después de casi adivinar la entrada por la que tenía que acceder a la sala de espera -si te toca el Hospital Xeral-Cíes me entenderás, es como un minilaberinto-, toca esperar. ¿Qué raro verdad? En la sala no somos muchos, pero hace un calor insoportable.
Tras muchos MUCHOS minutos de espera, llega mi turno, entro sola así que el futuro superpapá se queda en la sala achicharrante.
Entro en dos salas diferentes, una de monitorización, donde me ponen unos cintos en la barriga para controlar  mis contracciones uterinas y las pulsaciones del bebé. Puedo oír el latido de su corazón, es como un caballo salvaje galopando como si no hubiera un mañana.
Si el bebé se porta bien, todo sus movimientos quedarán registrados en papel en unos 20 minutos. Si no es así, podría estar hasta horas. Por suerte, mi bebé se portó como un campeón.

A continuación pasé a la siguiente sala, donde me hicieron una ecografía y tuvieron muy en cuenta la diabetes gestacional. Tanto es así que me adelantaron unos días el siguiente test basal, en seis días tengo que volver y lo más seguro es que me quede ingresada para inducir el parto.
El tocólogo me dijo que no era preocupante, el bebé está bien que no me alarmara, es una práctica muy habitual en las embarazadas tratadas con insulina.
Muy fácil decirlo, pero que me provoquen el parto -entre tú y yo-, me da miedo. Todo lo desconocido en general me da miedo, pero un parto más.

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