La gente nos dice que aprovechemos a dormir cuando lo hace el bebé, en teoría eso es lo ideal, pero en la práctica es casi imposible, al menos durante el día, porque sus siestas entre toma y toma -cuando las echa-, son de 10 minutos. Casi no me da tiempo ni a apoyar la cabeza en la almohada.
Una anécdota para que te des cuenta de lo que estamos viviendo. Acabo de darme una ducha ultra-rápida, empecé a cortarme las uñas y ¡sólo pude terminar con una de las manos! Manu tenía hambre y no paraba de llorar desconsoladamente, superpapá intentó calmarlo, pero no había manera.
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