Las semanas van pasando poco a poco, estoy de 21 semanas de gestación y por fin puedo decir que ya he dejado atrás el ecuador. Los miedos se han ido, bueno, corrijo, realmente se han ido haciendo cada vez más y más pequeños; hasta tal punto que ya no tengo pavor en pensar en una familia formada por tres, el futuro superpapá, nuestro hijo (ahora que lo escribo me suena fuerte, ¡un HIJO!) y yo.
Mentalmente me siento más relajada y segura , físicamente me encuentro muy bien, sigo siendo ágil, todavía no he llegado al extremo de tener problemas para atarme los cordones de las zapatillas.
Este bienestar me ayuda a estar positiva -cosa que el bebé agradece según los expertos- , a tener ganas de hacer cosas . Noto como mi vida ha cambiado, empiezo a disfrutar de mi embarazo.
El pequeño -aún seguimos buscándole nombre-, sigue nadando, chapoteando y tirándose por el trampolín de su "piscina climatizada" . Me encanta sentirlo, suena repetitivo porque ya lo he explicado en otra entrada, pero es cierto, es una sensación única , es una pena que los futuros superpapás no puedan experimentarlo en sí mismos.
Estas palabras son para ti, hijo, no desesperes, pronto tendremos un nombre para ti y sobretodo y lo más importante, sigue creciendo dentro de mi y no te atrevas, bueno, espera, dicho así parece una amenaza, que no se te ocurra . . . (creo que ya estoy preparada para ser madre, aún no estás aquí y ya me salen las frases comodín que ellas usan) , bueno, que no se me ocurre como decirte de otra manera que no salgas antes de tiempo, no te precipites, que como conmigo no se está en ningún sitio (¡ay, no puede ser, lo he vuelto a hacer otra vez . . . !). Te juro que no voy a ninguna academia de futuros padres donde enseñen a decir este tipo de cosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario