Termino de decir eso y entra mi matrona dispuesta a romperme la bolsa, pero,¡sorpresa! lo que notaba como un hinchazón era la cabeza de mi bebé, ya se estaba asomando. La matrona no salía de su asombro y le comenta a su compañera que es un parto inducido de esta mañana . Me anima a hacer unos pujos y rápidamente me llevan al paritorio, el bebé y yo estábamos listos para el sprint final. Tuvieron que ayudarme para pasar de la cama a la silla porque las piernas las tenía muy dormidas. Hice otro par de pujos y me recomendaron que subiera todo lo que pudiera el camisón. El futuro superpapá pudo entrar ataviado de bata, gorro y patucos verdes. Un par de pujos y la cabeza del bebé ya estaba fuera . El futuro superpapá pudo verlo, no paraba de acariciarme, cogerme la mano y repetir lo bien que lo estaba haciendo. Un par de empujones más y de repente posan sobre mi barriga el ser más pequeño y adorable del mundo que sólo paraba de llorar para estornudar. Por fin llegó, oficialmente ya somos superpapás de Manuel. Pensé que lloraría sin parar, pero quedé obnubilada viéndolo y sólo pude decir : "¡Qué pequeñito es!"
Mientras yo no quitaba ojo de mi bebé, nos preguntaron si queríamos ver la placenta, y claro que queríamos, fue la casa de Manu durante 39 semanas. Extrajeron sangre del cordón umbilical -quise hacerme donante desde el principio-, y me dieron 3 puntos. Nada de episotomía, ¡genial!
Y para romper este momento tan precioso, me dicen allí mismo que Manu tendrá que ir a neonatos al menos 24horas, depende de sus niveles de glucosa. No me lo podía creer, lo tenía conmigo y ya no podré verlo hasta el día siguiente.
Superpapá tuvo que encargarse de hacer el ingreso del niño y pudo sacarle una foto en su nueva cunita. Cuando volvió al paritorio fuimos juntos hasta mi nueva habitación. Allí me dieron de cenar un sandwich de jamón y queso, ¡hacía meses que no lo probaba! y un yogur.
Mi compañera de habitación, bueno, más bien su pareja , nos vió con mala cara , como si fuésemos nosotros los culpables de haberlos despertado. Es un hospital público, ¿qué esperaban?
Me dijeron que no se me ocurriera levantarme sóla . Después de unas horas vino una enfermera y me ayudó a ir al baño, Es muy importante que sea capaz de orinar después de la epidural.
Superpapá y una servidora intentamos descansar, pero con los nervios no podíamos. Era el momento de comunicar a todos nuestra paternidad. ¡MANUEL HA LLEGADO! Bienvenido principito
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