
Empiezo a darle vueltas y más vueltas a la cabeza con la decoración para el cuarto del bebé. Para que veas lo difícil del tema deberías de saber un detalle importante, 44. Así dicho parece que se me ha ido la cabeza o que estoy torpe con el teclado del ordenador y he borrado parte del texto, pero ninguna de las dos opciones es correcta . 44 son los metros cuadrados que tiene mi piso . Te haré una "visita virtual" . Al entrar por la puerta ya te encuentras con la cocina de concepto abierto que comunica con el salón, a lo largo del pasillo hay 3 puertas, una para el cuarto de invitados/despacho, otra para mi cuarto y otra para el baño. Vale, que para una pareja no está mal, pero con la llegada del bebé, la cosa cambia . . .
Lo lógico sería destinar el cuarto de invitados para el bebé, pero pensándolo bien, la lógica no llega . El porqué, pues porque mi cuarto mide tanto como la cocina y el salón juntos, lo que se traduce por unos metros muy poco aprovechados en el cuarto que vendrían genial para el salón -punto de reunión para visitas-. Si ahora mismo cada vez que vienen 3 personas nos vemos apretaditos, imaginarme con el bebé, la trona, sus juguetes por la alfombra . . . ¡me pongo mala!
La solución que veo es aumentar en metros en salón, el sitio ideal es mi cuarto, se convertiría así casi en el doble de grande -también tendría un rincón para el ordenador-. Hasta ahí bien, llevaría trabajo, pero la "mudanza" es a pocos metros. El cuarto de invitados seria el cuarto de los superpapás y lo que antes era el salón se convertirá en el cuarto del bebé, lógicamente después de dividirlo de la cocina .
Resumiendo, mi locura es dejar la cocina , el pasillo y el baño donde están y darle la vuelta al resto de cuartos de la casa .
Ahora queda contarle todo esto al futuro superpapá y saber su opinión. ¿Le parecerá bien? ¿me llamará loca de una forma sutil para no herirme?
Continuará . . .
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