lunes, 31 de marzo de 2014

Notición, notición

De camino a casa después de la eco, el futuro superpapá y yo hablamos, primero de la poca empatía del ecografista y después de nuestro bebé. Nos acordamos mucho de la primera eco que me hicieron. Recordarás -o por si no es así, te refresco la memoria-, que en ella me dijeron que lo más probable es que el bebé fuera un niño. Claro que por aquel entonces, las dudas de si se podía equivocar con parte del cordón umbilical -que justamente tenía enrollado entre las piernas- nos asaltaron. No lo tenía claro el ecografista , y no me extraña , era demasiado temprano para saberlo. Y mira tú por donde, ¡no se equivocó! tenemos creciendo dentro de mi a un niño, nuestro niño.
Desde el principio del embarazo me daba igual el sexo de nuestro hijo, lo importante es que venga sanito, parece una frase que se dice de boquita para afuera, pero es así, al futuro superpapá le pasa lo mismo, solo que como en el primer embarazo yo estaba tan convencida de que sería una niña, en este ya se estaba haciendo a la idea de una pequeña entre sus brazos.

Después de un minuto de silencio y tratando de asimilar lo bien que iba todo, nos miramos y sabíamos que estábamos pensando lo mismo, el misterio del sexo del bebé está resuelto, está sano, todo va perfectamente, ¿qué más se puede pedir?

Ahora toca dar el notición a la familia y a los amigos, pensar en la decoración del futuro cuarto del bebé y empezar a buscar nombres que nos gusten tanto al futuro superpapá como a mi. ¡Ahí es nada!


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