En unas horas estaremos tomando, o intentando tomar, las 12 uvas y dar paso a un nuevo año.
Te parecerá una chorrada, pero todos los años unos minutos antes de que den las campanadas, empiezo a ponerme nerviosa. Siguen pasando los años y este momento se repite sin saber porqué.
El momentazo de uva tras uva no suele cambiar, entre los nervios y la risa floja a partir de la quinta uva la boca se va inflando, el jugo desprendiendo y mis hermanos hacen lo posible para que me de un ataque de risa. En fin, intentaré hacer lo de todos los años, concentrarme -aunque no valga de mucho- y terminar las 12 uvas a tiempo.
¡¡¡FELIZ 2015!!!
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